Me gustaría conocer vuestra opinión sobre la organización de los festivales, en España y en el extranjero. No es que yo tenga excesiva experiencia, pero la cierto es que he estado en varios festivales internacionales: en Italia (Gods of Metal de Milán), República Checa (Masters of Rock de Vizovice) o Eslovenia (Metalcamp de Tolmin), y todas las experiencias han sido altamente positivas. Por el contrario, en España ha sido siempre lo contrario, y desde luego el premio a la peor organización se lo lleva con todo merecimiento el Sonisphere. Da la impresión de que los organizadores extranjeros son verdaderos empresarios, se trata en la mayoría de los casos de festivales totalmente arraigados, y se cuida al público para asegurar que volverá el año próximo. Los organizadores patrios, o extranjeros en España, parecen más bien especuladores, no intentan consolidar un festival sino hacer un gran negocio, dar un buen pelotazo exprimiendo al público y sin ofrecer ningún servicio a cambio, teniéndoles sin cuidado si es el último año que se celebra.
Da mucha rabia comprobar cómo se cuidan todos los detalles fuera de nuestras fronteras, mientras que aquí los organizadores solo están pendientes de confeccionar un cartel lo suficientemente atractivo como para que el público pague esos altos precios, pero sin prestar los mínimos servicios indispensables. La lista de deficiencias sería interminable, pero mencionaría las siguientes:
- Si no venden las entradas necesarias para hacer negocio te cancelan sin más el festival (“En Vivo” de Madrid y Barcelona 2013).
- La organización no pone transporte para llegar hasta el recinto, que por supuesto está fuera de cualquier núcleo de población, y cuando lo pone es de cachondeo. (En el Sonisphere de 2011 había un solo autobús, pero cuando el conductor vio la cola de miles de personas esperando la primera salida en la parada de Getafe, tuvo el detalle de avisar a la organización que se despachó, generosamente, con un segundo autobús. Consecuencia: hubo gente que llegó justo para la actuación de los Maiden, pero se perdió a Hammerfall, Apocalyptica, Mastodon y Dream Theater).
- Para la ida hay transporte público, pero para la vuelta de madrugada ya no funciona, y en muchos casos no hay ni taxis (Sonisphere 2013 Madrid. Consecuencia: la Guardia Civil no daba abasto en los controles de alcoholemia).
- Los recintos son infames: eriales donde se originan verdaderas tormentas de polvo y arena entre actuación y actuación (Sonisphere 2011 Madrid), vaguadas donde solo ven los pocos afortunados que logran colocarse frente al escenario (Sonisphere 2011 Madrid), auditorios cuyas gradas quedan a cientos de metros del escenario haciendo imposible que llegue ni la imagen ni el sonido (Sonisphere 2013 Madrid).
- Ausencia total de zonas de sombra, aunque el festival se celebre a mediados de julio (Sonisphere 2011 Madrid). Y unas 100 sillas de plástico para 40.000 personas (es que los heavies no nos sentamos nunca entre las 15,00 y las 04,00 horas).
- Dos escenarios simultáneos con conciertos que se solapan entre sí (Sonisphere 2012 Madrid).
- Colas impresionantes para entrar, para ir a los servicios, para beber (hasta 45 minutos en el Sonisphere 2011 Madrid), y para comer (exactamente 90 minutos en el Sonisphere 2013 Madrid).
- Zona VIP, por llamar de algún modo a una franja situada frente al escenario, en la que haces un importante esfuerzo económico para poder entrar con la única finalidad de poder ver y escuchar los conciertos, porque fuera de ahí es prácticamente imposible, y en la que, aunque la organización lo tenía avisado con antelación antes de comprar la entrada, tienes que estar continuamente de bronca con la gente que dejan entrar poco a poco para que no queden huecos, y que no se limitan a agradecer el favor sino que, por cojones, tienen que colarse hasta la primera fila aunque para ello tengan que echarte a ti, que has pagado el doble y estás ahí desde primera hora.
PD. Seguro que habría mucho más que criticar, pero me quedo ahí. No uso el camping por lo que no diré nada sobre las deficiencias de las zonas de acampada, duchas y demás servicios accesorios. Y tampoco entro a discutir sobre la calidad y variedad de los carteles ni sobre el precio de las entradas. Eso sí, parece que los sufridos fans somos tontos, pero no gilipollas, y estamos aprendiendo la lección. Este año 2013 es muy significativo al respecto, y no se trata de la excusa de la crisis económica porque los grandes nombres siguen agotando el billetaje en conciertos individuales: Rammstein, Bruce Springsteen, Mark Knopfler, mientras que muchos festivales, o reducen la asistencia a la mitad respecto del pasado año o incluso se cancelan por falta de público. Ojo al dato, señores.