Dejadme que os cuente una historia que os va a helar la sangre, sobre algo que me ocurrió.
Una noche volvía a casa después de salir con mis amigos. Había bebido pero no demasiado, una resaca puede ser matadora cuando tienes que hacer ejercicio al día siguiente. Tampoco volvía excesivamente tarde, serían las dos o las tres de la mañana. Estaba disfrutando del paseo: las calles vacías y silenciosas, bañadas por la luz de la luna llena. Al ser en un área residencial apenas había luces y las farolas estaban medio muertas, así que iba mirando las estrellas mientras caminaba. Una noche maravillosa. Sin embargo mi cuerpo no estaba disfrutando tanto. Tenía algo de dolor de cabeza y se me estaba revolviendo el estómago, supongo que el culpable fue el vodka barato. En ese momento tropecé y apenas tuve tiempo para poner las manos y evitar golpearme la cara contra los desajustados adoquines. De repente sentí que me arrastraban hacia los árboles. Mi cabeza daba vueltas como loca. Cuando abrí los ojos vi a esas personas cadavéricas. Estaban semidesnudos, tan sólo con ropa interior y máscaras extravagantes. Había de todo: hombres, mujeres y niños. Entonces me dijeron que me uniese a ellos, a la Danza de la Muerte. Me sentía como poseído, tenía miedo, pero al mismo tiempo algo me hacía avanzar, quería bailar. Los seguí al círculo alrededor del fuego, donde me situé en el medio. Ojalá alguien hubiese estado allí, para ser testigo de todo... Estaba en trance, mi espíritu se había separado ya de mi cuerpo.
Y bailé, y canté, y me moví con ellos, siguiendo sus pasos e imitándolos. Las llamas del fuego no me hacían daño, las brasas sobre las que caminaba tampoco. Todos los que me rodeaban eran una especie de no-muertos, tenían la silueta de la Muerte en sus ojos, se movían sin parar y se convertían en figuras borrosas para mí. Todos habían ascendido desde el infierno. Mientras bailaba con los muertos mi espíritu se reía y gritaba, mi cuerpo se tendía sobre el Círculo de la Muerte. No sé cuánto tiempo pasó hasta que mi espíritu y mi cuerpo se unieron de nuevo, mi consciencia volvió a mi cerebro mientras sentía el retumbar del suelo. No sabía si estaba vivo o muerto. Al instante comenzó una pelea, a varios metros de donde me encontraba. Todos apartaron la mirada y desviaron su atención de mí. Era el momento que estaba esperando. Me levanté y corrí como alma que lleva el diablo, sin detenerme y si mirar atrás ni una sola vez.
Aún hoy sigo sin saber por qué me dejaron irme sin más, pero tengo clara una cosa: no bailaré nunca más hasta que tenga que bailar con los muertos.
_________________ eddie for president
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