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Up the Irons!!! |
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Registrado: Dom Jun 22, 2008 12:19 am Mensajes: 20344 Ubicación: En Madrizzz
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Crónica Concierto: BARÓN ROJO en Barcelona
 En ocasiones, tienes tamaña formación delante que, palabras como 'leyenda', 'clásico' o 'mito', se quedan simplemente cortas. Y si su demostración, tras 30 años de trayectoria y alcanzar en algunos casos la sesentena de edad, se alarga hasta la tres horas y los cuatro bises, uno sólo puede sacarse el sombrero y aplaudir a rabiar a la formación más grande que ha tenido el heavy metal y el hard rock español. Sí señor, en su esperadísima gira de reunión con los miembros originales, BARÓN ROJO tocaron hasta la literal extenuación ante una multitud que copó la sala grande de Razzmatazz como si acabaran de presentar "Volumen Brutal" en 1982. El suyo fue un show a la altura de su renombre, y el que esperara encontrarse a cuatro viejunos arrastrarse por el escenario viviendo de épocas mejores, se tuvo que ir a casa con merecida cara de tonto porque lo de los madrileños fue gigante, titánico, por no decir que histórico. Cuando ya no se podía tocar ningún otro temazo, los De Castro y compañía volvían a golpearte con otra canción de esas que has cantado toda tu vida. Putos himnos invencibles. José Luis Campuzano era un hombre feliz y, sobre todo, agradecido al cariño catalán. El buenazo de Sherpa no podía dejar de bromear, y no era para menos. Allí estaba el batería de hierro Hermes Calabria con los imbatibles hermanos Armando y Carlos dándolo todo como si hubieran bebido de la fuente de la eterna juventud. Daba hasta ganas de llorar verlos de nuevo a los cuatro juntos y, abriendo con fuerza con una "Concierto para ellos" obviamente dedicada al grandioso Ronnie James Dio, empezó un fiestón de 180 minutos del mejor rock que ha parido este país.
Enumerar todos los temas con los que arrasaron BARÓN ROJO es una tarea harta costosa. Poco fue lo que se quedó en el tintero y así, pronto "Larga vida al rock’n’roll" se ganó la ovación más sonada. A Carlos De Castro es quizás a quien más se le nota el paso de los años, moviéndose con más pausa y dosificando su voz para llegar en plena forma al final del show, pero pronto me di cuenta de que quizás la ‘culpa’ de que se lo vea más parado es de Armando: es increíble cómo su hermano de sangre y guitarra sigue sintiendo el rock por sus venas como si fuera el primer día, cascándose unos solos a la altura de muy pocos y, contagiándose del clamor popular, forzándose como un poseso en cada nuevo paseo por el mástil. Es un héroe de la guitarra como la copa de un pino. "La voz de su amo", "Con botas sucias", "Cuerdas de acero", "Satánico plan (volumen brutal)", "Se escapa el tiempo", "Chicos del rock". Una tras otra iban cayendo, sin bajar nunca el listón. Siendo el Barón, imposible no tocar algo clásico.
"Breakthoven" fue el primer gran puñetazo donde todo el mundo enloqueció. Reventó la sala como si estuviera acabada de estrenar, alzando el puño cientos de almas orgullosas de su mensaje. Estábamos ante un concierto de otra época que, gracias a Dios, se resiste a dejarnos. "Hiroshima" o "Las flores del mal" fueron más que bien recibidas, pero con las poderosas baladas "Siempre estás allí", "Hijos de Caín" y "Tierra de nadie" nos dimos cuenta de la extraordinaria voz que conserva el bajista Sherpa. Inusitadamente joven, sin un ápice de sufrimiento, el chorro del gran José Luis seguía instruyéndonos con la misma maestría que en los ochenta.
Lejos de aminorar la marcha, con Hermes apuntalando con soltura el muro guitarrero de unos De Castro que se regalaban tema a tema con innumerables solos, fuimos llegando a lo que nosotros pensábamos que sería la recta final del show. Pero no, madre mía, la que tenían preparada BARÓN ROJO para alcanzar las tres horazas de heavy metal imperecedero. "Los rockeros van al Infierno" atronó como nunca ante una Razz rendida a los pies de los madrileños. Vaya si su rollo es el rock. "Resistiré", "Caso perdido", "Barón Rojo" o "El pobre" se sucedían a ritmo de vértigo en unos incontables bises que no hacían más que hacer alucinar al respetable ante tamaño derroche. Sherpa lo reconoció entre risas, no podían con sus huesos, pero nada los frenó. A estas alturas ya rozaban la épica: un grupo no puede ser más maravilloso.
"Anda suelto Satanás" y una reivindicativa "Son como hormigas" fueron los últimos cartuchos de una batalla que BARÓN ROJO ganaron por goleada. El esfuerzo de tan incombustibles rockeros fue mayúsculo, por lo que si el público se hubiera marchado destrozado ante tanta canción enorme y tal cantidad de decibelios, Sherpa y los suyos hubieran seguido destripando con sumo gusto toda su discografía básica entera. No se podía pedir más. La ración fue jugosa y larga extensa. Armando, Carlos, Hermes y Sherpa demostraron en su visita a Barcelona que, tras 30 años, la leyenda sigue intacta, por no decir que en su máximo esplendor. Que venga la banda de turno que se cree en la cima del mundo con dos discos y me toque hasta las tres horas a un nivel excelso. Porque bandas así ya no quedan, larga vida al Barón.
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