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Up the Irons!!! |
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Registrado: Dom Jun 22, 2008 12:19 am Mensajes: 20344 Ubicación: En Madrizzz
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Domingo 23 de Mayo de 2010 - Sala Heineken - Madrid
El pasado domingo tuvimos la oportunidad de disfrutar una vez más de la clase de Michael Schenker encima de un escenario... Es más, de los actuales MSG, en una formación actual de auténtico lujo que entronca perfectamente con esa "excusa" del 30 aniversario de la banda (como podíamos observar bien claro en el telón de fondo del grupo) para ofrecer un concierto totalmente clásico y en el que pudimos disfrutar de nuevo, aunque en mejor forma esta vez, de la voz del cantante original de la banda, Gary Barden (como ya hace unos tres años en la última visita en solitario a Madrid del rubio guitarrista germano, que en 2008 si estuvo con la misma formación actual en Kobetasonik), además de un Chris Glen al bajo cada vez más orondo pero que sigue formando con el pequeñito Chris Slade (ex- AC/DC, THE FIRM o GARY MOORE) una sección rítmica de auténtico lujo. Para rematar la formación, estaba de nuevo Wayne Findlay (que lleva ya bastantes años con Schenker como secundario de lujo) a la guitarra rítmica y teclados, que siempre aporta un punto divertido y "macarrilla" muy interesante, además del toque especial que siempre tuvieron los teclados en una banda como MSG.
Como decía, la excusa era esa gira de 30 aniversario que Michael está realizando con distintos músicos por todo el mundo, aunque la formación base es la que tuvimos el placer de ver en Madrid y Tarrassa a finales de mayo. Y a pesar de ser domingo y a figurar sin teloneros de ninguna clase (y eso que fue un aspecto que no estuvo nada claro hasta que llegamos a la sala... con lo que tuvimos que tomar otra cerveza fuera, jeje, como para esperar dentro con esos precios tan populares...), y no contar con demasiada promoción para el "bolo", el propio nombre legendario del protagonista fue suficiente para que la sala presentara una buena entrada, con unas 400 personas (talluditos todos/as, todo sea dicho, jeje) que le dieron color a una actuación de todos modos muy interesante, nostálgica pero que todos disfrutamos de lo lindo. Comentar lo primero que me sorprendió para bien encontrarme a un Michael mucho más centrado, metido en el concierto y ¡hasta sonriente! que otras veces, incluso solventando sin enfadarse más de la cuenta el problema que tuvo con su guitarra, que no sonaba, en el primer tema (aunque hubo que parar el show casi 5 minutos, con el susto del respetable por una potencial suspensión, conociendo los antecedentes de un protagonista tan especial, en ambos sentidos), o reconociendo entre risas que se había colado en el comienzo de "Attack of the mad axeman" (aunque luego sonó como los ángeles, todo sea dicho, ¡qué temazo!, creo recordar, antes de comenzarla de nuevo bien.
Además, quizás sea un detalle un tanto absurdo para unos, pero para los que sabemos que en varios momentos de la última década era difícil reconocer incluso físicamente al espigado, rubio e incluso atractivo guitarrista tanto en fotos como en vídeos de directo, fue un placer verle aparecer con vaqueros ajustados y desteñidos, camiseta y chupa de cuero, afeitado (menos un pequeño mechón en la perilla) y con una gorro/braga de leopardo en la cabeza tapando un poco que los años no pasan en balde y que las extensiones que llevaba en algunas épocas en los 80 hace mucho que pasaron a mejor vida... ¡incluso se mostró cercano, sonriendo en varias ocasiones y repartiendo alguna púa!... En definitiva, nos encontramos a un Michael Schenker mucho más roquero y centrado, que además volvió a ofrecer un nivel instrumental digno de su leyenda y su categoría, haciendo que de nuevo su clásica Flying blanquinegra volviera a emocionarmos como antaño. Y es que los que nunca hayan visto a Michael Schenker tocar en directo no se pueden hacer cargo de la magia que tiene su forma de tocar (y de componer), de crear melodías únicas y de acariciar el instrumento con el mayor mimo del mundo. De hecho, observándole con esa pose encorvada y aparentemente pasota 100% marca de la casa y sobre todo escuchándole es cuando te das cuenta de porqué es uno de los guitarristas más reputados y admirados de la escena, además de una de las principales influencias de tantos y tantos músicos que siempre le citan como uno de los más grandes... y yo sigo reiterando que nunca he visto mejor o más especial guitarrista encima de un escenario, junto con el gran Dave Meniketi, por supuesto. Nadie acaricia, y hace gritar de placer o dolor a su guitarra como ellos, con esa elegancia y puro sentimiento, os lo aseguro.
De todas formas, aparte de esto, me gustó mucho ver a una gran banda sobre el escenario y no a músicos mercenarios al servicio de la estrella de turno, con un Gary Barden algo envejecido pero que no paró de sonreír y mostrarse muy comunicativo en todo el concierto (además de cantar a muy buen nivel en todo momento esta vez, con ese tono especial que le da siempre una voz original a las canciones clásicas), disfrutando incluso de un sonido bastante limpio y aceptable, algo que no siempre se puede decir en la Heineken (aunque bien es cierto que es un aspecto que ha mejorado una barbaridad en los últimos dos años), y en definitiva de un concierto que fue sin duda de menos a más y que dejó muy buen sabor de boca. Aparte de la magia y elegancia obvia de Michael tocando (y es que es imposible no quedarse en algún momento del concierto mirándole embobado... y eso que no tiene que tocar rápido o recurrir a trucos baratos o efectos extraños para demostrar que es único), me quedo con la pegada y la potencia de un Chris Slade excelente, que no paró de aporrear y aporrear bombos y platos en todo el concierto, y con un Wayne Findlay que disfruta cada concierto más que cualquier asistente, ¡qué tío!
Comenzaron un tanto embarullados con el clásico "Armed and ready", con los problemas de sonido citados que obligaron a parar el concierto 5 minutos tras el tema hasta que se arregló la guitarra de Michael y su ampli especial (un clásico Marshall vintage, que es con el único con el que toca Schenker en directo, y es que los músicos son muy maniáticos con estas cosas y una personalidad tan particular como la suya más). Una vez solucionado y pasado el susto inicial esperando ver una reacción arisca de Schenker, como decía, comenzó el concierto de nuevo con dos temazos como son "Cry for the nations" y un "Let sleeping dogs lie", que siempre me ha maravillado. Como era obvio, el repertorio se basó en los 4 primeros discos de MSG, olvidando como es lógico en este caso los años de Robin Mcauley como cantante, mucho más cercanos al AOR incluso, e incluso el fantástico "Assault attack" con Graham Bonnet, e incluyendo, eso sí, 3 temas si no recuerdo más del excelente "In the midst of the beauty", el último trabajo del grupo, ya de nuevo con la voz de Gary Barden; además de los imprescindibles guiños a UFO, con las inmortales "Lights out" y sobre todo "Rock bottom", que sonó atronadora (¡vaya riff base!), además del último bis imprescindible con ese "Doctor, Doctor" que después de tantos años sigue poniendo los pelos de punta y no hubo un alma de la sala que no la celebrase como lo que es, uno de los superclásicos por excelencia de la historia del rock (y brutal la intro de teclado de Wayne Findlay, ¡uf!).
Aunque siempre se pueden echar de menos temas concretos (yo siempre digo que un "Looking for love" o "Red skies" partiría la pana, y eso que me pareció que la presentaban cuando Gary Barden anunció "Rock Bottom, o ese "Nightmare" en acústico, que podría quedar realmente bien), creo que no lo se le puede poner ni un pero a un repertorio como el que nos ofrecieron en el concierto, que duró al final hora y tres cuartos, por cierto. En concreto me emocioné especialmente escuchando "Into the arena", esa instrumental única del primer disco de MSG, esa versión excelente que tocaron de "Lost horizons" que nos puso los pelos de punta a muchos, además de la fiesta que siempre supone un tema como "Rock my nights away" o "Ready to rock", con ese riff inmortal que te impide dejar de moverte. De todos modos, "On and on" siempre es un tema especial, o "I want you", que pese a ser una de las nuevas da la impresión de superclásico, además con esa melodía inicial que se te mete en la cabeza y el ritmillo del tema, de la mano de la voz de Gary Barden, que no te suelta.
En definitiva, un set list excelente y un concierto que respondió más que de sobra a las expectativas, aunque, por otro lado, no dejo de pensar que sea hasta triste que venga todo un Michael Schenker en su gira de 30 aniversario y con esa pedazo de formación (y eso que en algunos conciertos va a contar con invitados tan especiales como Neil Murray, Carmine Appice, Hermann Rarebell o Doogie White) y no lo viéramos en una Riviera hasta los topes, pero bueno, MSG hace muchos años que dejó de estar de moda (y de la incultura de muchos ni hablamos), y también es cierto que la promoción fue un tanto escasa, lo que en este caso se notó sin duda en la asistencia al concierto. De todos modos, los que estuvimos lo disfrutamos de lo lindo una vez más, y volvimos a darnos cuenta de una evidencia, que los más grandes siempre lo son por algo. Quizás decir ahora que los viejos roqueros nunca mueren suene hasta sacrílego, pero lo que es cierto es que las leyendas lo serán en cualquier momento de la historia, y, sin ponernos tan filosóficos, para mí en concreto siempre es un gran placer poder disfrutar cada cierto tiempo del lujo de ver a los mejores músicos de la historia en directo... y Michael Schenker lo es por derecho, sin duda.
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