ANNIHILATOR - Sala Heineken - Madrid

Tras la avalancha de conciertos que se nos vienen encima, parece increíble que la banda de Jeff Waters tuviese que cambiar de sala, suponemos que por una buena venta de tickets, pues la alegría fue enorme cuando nos enteramos días antes de que una banda de la talla de los americanos, no se tendría que conformar con tocar en Live!, sino que podríamos disfrutar de su espectáculo sonoro en la sala Heineken, toda una garantía de buena acústica y mejor espacio.
Ya no teloneaban a Trivium (algo realmente insulso en mi opinión), ya no soportarían el sol de las 3 de la tarde de un festival…hoy venían a comerse Madrid, a ser los dueños…a ser ellos…a hacernos disfrutar y a convertir el escenario en un infierno sonoro (en el buen sentido de la palabra).
Como ya nos ha ocurrido en otras ocasiones, y es que servidor no come de esto, no pudimos llegar a ver a Svölk, pero si pudimos disfrutar de 10 minutitos de Sworn Amongst, una banda con retazos realmente clásicos, de actitud netamente thrash, que nos dejaron con la boca abierta, con un sonido aplastante, un vocalista realmente entregado, y una banda compenetrada, sólida y potente, que nos dejó un buen sabor de boca…lástima que no pudiésemos disfrutar de su show al completo, porque sinceramente, me arrepentí de “no pisarle más al coche” para llegar a tiempo, pero la vida es así amigos, y es que la carretera, los atascos y los fines de semana, a parte de encontrar aparcamiento en pleno centro, convierten el sábado en una odisea nada agradable.
Un telón con el logo de la banda, unos amplificadores tribalizados enormes franqueando el escenario, y los pipas destapan la enorme batería de Annihilator colocada sobre una alta plataforma y militada en sus parches por la terrorífica criatura que abarca la cubierta del nuevo album. Una buena decoración…suficiente para una banda que se basta de sus instrumentos para hacer temblar los cimientos de la sala.
Suena una pequeña intro pregreabada y comienza a desmenuzarse Ambush de su nuevo disco…temazo que sonó un tanto difusa en los dos primeros minutos, donde ya pudimos ver a un Waters (de pelo corto por cierto) frenético y a un Dave Paden perfecto en sus labores vocales y como perfecto guitarra rítmica de la maquinaria de los americanos. Increíble puesta en escena, y un sonido de batería realmente atronador lo que estábamos presenciando. Cayó su Clown Parade de su anterior Metal y la gente comenzó a moverse, con una banda sonando nítida, como un cañón, y transmitiendo a la gente una fuerza que pocas bandas consiguen.
Un telón con el logo de la banda, unos amplificadores tribalizados enormes franqueando el escenario, y los pipas destapan la enorme batería de Annihilator colocada sobre una alta plataforma y militada en sus parches por la terrorífica criatura que abarca la cubierta del nuevo album. Una buena decoración…suficiente para una banda que se basta de sus instrumentos para hacer temblar los cimientos de la sala.
Suena una pequeña intro pregreabada y comienza a desmenuzarse Ambush de su nuevo disco…temazo que sonó un tanto difusa en los dos primeros minutos, donde ya pudimos ver a un Waters (de pelo corto por cierto) frenético y a un Dave Paden perfecto en sus labores vocales y como perfecto guitarra rítmica de la maquinaria de los americanos. Increíble puesta en escena, y un sonido de batería realmente atronador lo que estábamos presenciando. Cayó su Clown Parade de su anterior Metal y la gente comenzó a moverse, con una banda sonando nítida, como un cañón, y transmitiendo a la gente una fuerza que pocas bandas consiguen.
Hell Is a War nos deja con la boca abierta, con su comienzo acústico a lo semi-balada, para dejarnos una patada en la cara que la banda interpreta con una potencia de escándalo, para pasar a uno de los temas más frenéticos de los últimos años de la banda…Ultra Motion, de su Waking The Fury, parece ser una de las apuestas seguras en los conciertos de la banda, para dejar pista libre a Set The World On Fire de su etapa “menos thrash”, con un riff salvaje, y un estribillo que coreó toda la sala (esta no llena del todo como era de esperar), al unísono. Llegó el momento de “Welcome To Your Death” y los mosh pits se repetían una y otra vez en la parte más baja de la sala, e incluso se pudo ver algún fan que se atrevió a que le paseasen tumbado sobre la gente por la sala. Increíble clásico que desembocó en The Trend, uno de los mejores temas del nuevo album, que finalizó la combinación de etapas de la noche, para dejar paso a los clásicos de clásicos.
Sonaron la descomunal The Fun Palace (increíble el equipo que realiza Waters-Paden en el tema), Tricks & Traps, y de un modo muy acústico y con sillas bajo sus traseros, se marcaron un “mini medley” con la preciosa Phoenix Rising (Paden la bordó) y Sound Good To Me, con un feeling especial que sirvió de descanso para Waters, que no paró de moverse durante todo el recital.
Como es lógico, todavía quedaban, y no faltaron, Phantasmagoria, una de las más brutales del show, la bonita Crystal Ann, donde el combo volvió a dejarnos con la boca abierta con su destreza a la hora de afrontar una coordinación con sus guitarras, y para terminar, la siempre increíble Alison Hell, que sonó como nunca y que Paden interpretó como pocos lo han hecho en la banda, y son muchos.
Como decía…todavía no me explico como la banda que vimos anoche no tiene un status muy por encima del que poseen, pues nos dejaron momentos realmente inolvidables en una noche que lució por el espectáculo sonoro, el frenetismo guitarrero, la precisión, y la simpatía de un Waters que cubrió el escenario de Heineken de sudor y calidad. Un 10 para Annihilator.
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