Prisión provisional para el supuesto cerebro de la trama de la SGAE
Pablo Ruz imputa a José Luis Rodríguez Neri por apropiación indebida continuada y administración fraudulenta y le impone una fianza de 300.000 euros.- Su sucesor al frente de Microgénesis, Rafael Ramos, es acusado además de alzamiento de bienes y afronta una fianza de 150.000 eurosEl juez ha apreciado suficientes indicios de delito como para decretar la prisión provisional bajo fianza de 300.000 euros para José Luis Rodríguez Neri, director general de la filial digital de la SGAE y presunto cerebro de una trama de desvío de fondos millonaria que defraudó dinero procedente de los derechos de autor entre 2003 y 2007. Neri, que llegó al juzgado muy desmejorado tras su detención, con ropa sucia y barba de varios días, declaró durante cuatro horas y media ante el magistrado de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que lo imputó por los delitos de apropiación indebida continuada y administración fraudulenta y que definió el entramado investigado como una "trama empresarial parasitaria de la SGAE".

A la mano derecha de Neri, Rafael Ramos, administrador único de Microgénesis -la empresa fundada por Neri y presuntamente utilizada para llevar a cabo el desfalco-, Ruz le impuso una fianza de 150.000 euros para eludir la prisión, acusado de los mismos delitos que Neri y de alzamiento de bienes. Las otras dos imputadas que declararon ayer, la esposa y cuñada de Neri, María Antonia y Eva García Pombo, quedaron en libertad con cargos y con la prohibición de salir de España.
El día anterior, el presidente del consejo de dirección de la SGAE, Eduardo Teddy Bautista; su director general, Enrique Loras; y el responsable económico financiero, Ricardo Azcoaga, también habían sido puestos en libertad con cargos. Ayer se reunieron con los miembros recién elegidos de la junta directiva de la entidad para discutir su futuro personal y el de la propia SGAE.
Pasado musical
La estrecha relación de Neri con el mundo de los autores comenzó hace más de 30 años. A mediados de los 70 tocaba la guitarra acústica y la flauta en un grupo experimental llamado Araxes II con el que grabó el disco Rock del Manzanares ¡Viva el Rollo! y con el que tocó en las primeras fiestas de recién legalizado Partido Comunista Español mientras trabajaba en Telefónica. Cuando dejó la música comenzó a interesarse por las nuevas tecnologías. Fue un pionero. "Lo conocí en los noventa y me regaló un CD-ROM", recuerda el periodista Luis Clemente. "Yo en ese momento ni sabía lo que era".
Neri coincidía en su afición con el presidente ejecutivo de la SGAE, Teddy Bautista, un enamorado de la tecnología punta que compraba cada aparato que iba saliendo. El vicio tecnológico los unió. Neri acabó convirtiéndolo en su forma de vida. Decidió montar su propia empresa. Fundó Microgénesis en 1992.
Su empresa colaboró con la SGAE mucho antes de la creación de la filial digital, a finales de 1999. "Neri conocía a la gente de la casa personalmente y colaboraba habitualmente", explica Juan Carlos, Caco, Senante, miembro de la junta directiva reelegida el pasado jueves. Tenía ya una íntima relación con Teddy Bautista cuando fue elegido director general de la SDAE. Tanta confianza depositaron en él que era quien decidía con quien contratar. Y contrataba con Microgénesis, su empresa, que abandonó formalmente en 2003 dejándola en manos de su socio, Rafael Ramos, profesor titular de la Universidad Politécnica de Madrid. Su esposa y su cuñada, María Antonia y Eva García Pombo, también tenían cargos en la sociedad, así como la mujer de Ramos. Crearon una sociedad familiar que servía a la SDAE cada vez que Neri lo solicitaba. A través de estas dos empresas, según las investigaciones, engordando facturas y cobrando por servicios no prestados, se sospecha que se llevaron a cabo desvíos de fondos millonarios a cuenta de los derechos de autor.
Sus conocidos aún no pueden creer que haya usado a la SDAE para lucrarse durante años. "Es un hombre que no hace ostentación de nada, va siempre sin chaqueta ni corbata, muy llano", asegura Ramón Martínez Márquez, Ramoncín, amigo suyo. "De joven fue miembro de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Allí conoció a su mujer, Antonia. Lo único que quería ahora, según decía, era dejar pronto su cargo, marcharse a la casa que tenía en Los Caños de Meca, en Cádiz, y descansar".
"Yo estoy aquí por el rubio"
Once años después de haber asumido la dirección de la filial digital de la SGAE, su vínculo con Teddy Bautista era total. Su lealtad, aparentemente, era absoluta. Solo con él despachaba personalmente todos los asuntos de la SDAE. "Yo estoy aquí por el rubio", asegura sus conocidos que decía. "El día que decida irse, yo me iré".
El primero en acusarlo de tráfico de influencias y de llevar a cabo negocios ilícitos a través de su empresa fue un músico llamado Luis Cobo, Manglis. En 1997 acudió a una asamblea de la SGAE cargado de documentación sobre Microgénesis. "Traigo una maleta con una bomba de neutrones", dijo. Y acusó a Neri de lucrarse ilegalmente y de engañar a la entidad. Nadie le hizo caso. Poco después, varias asociaciones de internautas presentaban una denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción.
Han pasado cuatro años desde entonces. La SDAE se liquidó por decisión de la junta directiva de la SGAE un día antes de que la Guardia Civil irrumpiera en la sede del Palacio de Longoria, en Madrid, con una orden de registro y detuviera a cuatro directivos. Desde la SGAE se asegura que la filial investigada se liquidó "porque ya no era necesaria", según manifiesta un portavoz. Pero la justicia, el año 2000, había declarado ilegal su constitución porque la entidad de gestión de derechos no puede tener ánimo de lucro y la SDAE lo tenía.
La Sociedad General de Autores trata ahora de recuperar la normalidad. Ese era ayer el empeño de Francisco Galindo, secretario general, informa Rosana Torres. La solución de la crisis aún no está clara. La que hasta ayer tenía más visos de convertirse en realidad era crear una comisión gestora que tomara las riendas de la entidad sin Bautista a la cabeza. Pero una vez que el presidente del consejo ha recuperado la libertad y el resuello, esa posibilidad ha quedado desdibujada. Los directivos parecen ahora inclinarse por crear una comisión de investigación que observe y analice pero sin prescindir necesariamente de Bautista. "Eso lo tendrá que decidir la junta directiva al completo", señala Francisco Galindo, secretario general de la SGAE. "Y es imposible saber lo que piensan 38 personas".
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